martes, 15 de febrero de 2011

Vivanda (ter)

Con A de Vilà.

Ha trascurrido casi un año desde la última ocasión en la que os hablé de este encantador restaurante situado en el barrio de Sarrià y, sin duda, el tiempo está dando la razón a Gabriel, quien, hace algo más de un año y medio decidió dejar en las sabias y experimentadas manos de Jordi Vilà (Alkimia, Dopo o SaltimBocca) la dirección gastronómica de su Vivanda.

En ese momento, el restaurante Vivanda dejó de lado una cocina catalano-creativa algo encorsetada y claramente desajustada en su relación calidad-precio y apostó por abrazar unas tapas y unos platillos que combinan a la perfección conceptos tan, a priori, dispares como tradición y cocina contemporánea.

Apuesta que, como apuntaba, les ha salido redonda, pues a una propuesta gastronómica interesante que se desarrolla en un más que agradable espacio y de la mano de un notable servicio de sala se le une que, desafortunadamente, Sarrià es uno de los barrios de Barcelona con una más pobre oferta en restauración, que no gastronómica, pues su mercado cuenta con interesantísimas paradas -Jordi y su carnicería y Marta y su tienda de bacalao son magníficos ejemplos de ello- y, de un tiempo a esta parte, parece que la calle Mayor de Sarrià se ha convertido en un terreno muy fértil para las tiendas de delicatesen, particularmente, las dedicadas a la cocina transalpina y argentina.

Factores que hacen casi inevitable tener que reservar para poder sentarse en una de sus mesas, especialmente los fines de semana (abierto sábado y domingo), y que, por el momento, no dan más que alegrías a sus progenitores pero que, de no gestionarse como se deben –en mi última comida advertí ya algunos indicios en este sentido- pueden conducir al restaurante Vivanda a morir de éxito.

Comida que consistió en:

Unas magníficas –la mejores de Barcelona junto con las del restaurante Coure- croquetas de jamón ibérico que, no obstante, cada día son más pequeñas.

He aquí la foto de las sabrosísimas pero increíblemente menguantes croquetas del restaurante Vivanda.

Unas correctas anchoas con algo de trampa: aplanadas para dotarlas de una mayor sensación de amplitud.

Una de las mejores tortillas de patatas de Barcelona.

Un excelente tártar de atún con soja, wasabi y piñones tostados.

Unos buenos, aunque servidos fríos, parpadelles con mantequilla de trufa.

Unos fantásticos macarrones cuya virtud hay que buscarla en la carne de "pollastre rostit" que los acompaña. ¡Qué recuerdos a mi iaia me evoca este plato, y no concibo mayor piropo para un plato¡

Un soso, aunque de textura muy interesante, potaje de garbanzos con butifarra negra.

Todo ello acompañado por una buena coca de pan con tomate y pan de elaboración propia.


Y rubricado a la perfección por:

Un flan que, de nuevo, hizo aparecer a mi iaia en la mesa.

Un buen babá al ron (Matusalem 12 años) acompañado con nata, por supuesto, sin azúcar.

Y una torrija imprescindible.

En definitiva, una magnífica opción para una comida o una cena de fin de semana y, especialmente, cuando llegue el buen tiempo –aunque en Barcelona ya casi ni sabemos lo que es pasar frío-, pues dispone de un precioso jardín interior.

Bodega: Phincas 2007 (Tempranillo, Graciano, Viura y Garnacha). DSG Vineyards. Riojo

Precio: 35 €
Calificación: 13/20

En pocas palabras: Tradición del siglo XXI

Indicado: Para disfrutar de destellos de genialidad “made in Vilà” a precios “populares”.

Contraindicado: Para los que con la comida son peores que Golum con su anillo, pues al restaurante Vivanda se va a compartir.

Major de Sarrià 134, Barcelona
93 203 19 18

2 comentarios:

  1. Gran cambio de rumbo de Vivanda, se come de coña. Eduard, este espacio parece profesional,gran trabajo y dedicación. El post del Bulli espectacular, 11 sobre 10. Felicidades.

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  2. Muchas gracias, Daniel, por tus generosas palabras y, sí, la nueva propuesta gastronómica del restaurante Vivanda merece un sonoro aplauso por lo bien que se come.

    Un saludo,

    eduard

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